viernes, diciembre 25, 2009

No hay quien de más

Así es, no hay quien dé más, no lo hay. Se presenta, gobierna, sale, entra, grazna, ama, manda y vuelve al cajón... La hendidura que deja tras sus pasos es tan grave que no se puede volver a cubrir, ahora sé que lo que decían del rey de los Hunos era metafórico, su presencia, tan solo su presencia, ya bastaba para dejar huella en las personas a su alrededor, ya no había nueva hierba en ese lugar de los corazones, dejó su impronta sin tan siquiera pedirlo...

Como un pájaro en la rama, así está la mente del dios, observando lo que tiene a su alcance y, con solo estar ahí, todo está calmo. Nadie va a molestarle a pesar de que no está haciendo nada, pero a la vez está haciendo mucho... los cuida en sus mentes... ni siquiera él sabe que lo hace, pero los demás lo dan por sentado. Qué gran cambio de gobernador, los guía sin saber siquiera que lo hace. Falacias y más falacias, ¿quién dijo, divino ser, que tú serías capitán? ¿Alguien le ha preguntado? Quizás tuvo una época de su vida en la que, apasionado, guiaba a los demás, los ayudaba en sus penurias, pero es muy triste pensar que necesitas de él toda tu digna existencia... ¿para qué? ¿acaso te asusta vivir? Realmente es que las respuestas las encuentras siempre ahí... te las creas o no, sean verosímiles o puras estupideces.. te las crees. ¿Será eso a lo que me deba dedicar? ¿Mendigar con mi mente para no pensar? ¿para qué pensar? todo tiene una respuesta frágil...

Estamos en el otoño, una vez más, pero no en la estación que rige el planeta, hablo de un estado personal, donde la mente claudica ante la falta de sol, claudica ante la imposibilidad de disfrutar de horas donde los UV-A despierten neuronalmente la cabeza, y se limita a vagar por la luz plana que nos embriaga. Quizás recuerdos de días pasados, el autor se vuelve y grita ¡qué demonios! condenado en una cárcel autoritaria de por vida... atrapado por un guardia en el espejo, por un alcaide sentado en las meninges y por un capitán de barco que no sabe lo que es el mar.

Por favor, intenta salir de la agonía, la desidia y el bloqueo mental. Date una oportunidad, cada día una nueva, no te dejes la vida en el armario.


A