Respirando sin pulmones

Cuando encontramos una cuerda de la que podemos estar tirando y, no ya un buen rato, sino días y días, ¿somos propietarios de la cuerda? ¿hemos de ofrecérsela a un tercero, segundo o necio? ¿Es lícito compartir la alegría y perderla? Dicen que es contagiosa, pero yo creo que en esos casos es más empatía que contagio, pues si tu estás jodido y te encuentras con alguien en el estado de ánimo opuesto, igual dice o hace algo que te provoca una sonrisa, con eso no acaba tu agonía, simplemente es un acto reflejo de la psique que te traiciona, te confunde y hace de ti un pelele autómata guiado por nada, eres un collage de químicos y músculos adormecidos sin rumbo ni coartada. Pobre de tí, ni siquiera tienes a un enano subido en tu hombro tirando de las riendas... vas, cabizbajo, sorbiendo el aire que otros ya inhalaron... caminando la tierra que otros horadaron, estás sólo, mi rey, solitario por tu senda junto al rio seco.

Y a veces me pongo a escribir, sin pensar, ni sentir, aparecen palabras y frases desbordando la parrilla alfabética, ésta vez ha sido así y no le busco ni encuentro coherencia, tan solo sirvió para calentar mis frios dedos en éste día que agoniza.


Se me ha venido a la mente la canción de Dinosaur Jr., no recuerdo el título... surf o algo así, el pelanas con la tabla en la playa... hipérbole mental... otra vez.


Bobby McFerrin